Monday, March 28, 2011

(The Majestic - El Majestic) Epifanía Lacaniana

Hay películas que son difíciles de recomendar o de encasillar en algún puntaje. The Majestic, es una de ellas. Son esas películas en las que yo al menos me encargo de aclarar, para evitar malentendidos posteriores, es una película rara, no se si le gustará a cualquiera. ¿Mi opinión personal? Un ocho, por lo menos... Si bien un tanto acaramelada. 
Como se podrá observar me apasionan más las criticas encontradas, es decir, o las críticas de  aquellas películas que amo y fascino, o las de aquellas que hasta el día de hoy me pregunto como fue que a alguien se le ocurrió siquiera filmarlas. Pero de vez en cuando, descubro Films, como este, que si bien escapa al gusto convencional, despierta ciertos timbres en mi cabeza que creo, merecen ser rescatados.
The Majestic (voy a realizar aquí la excepción de relatar un poco la historia) desarrolla la historia de un director de cine (Jim Carrey) que luego de ser acusado de comunista, tiene un accidente, por el cual termina a orillas de un pueblo, habiendo perdido la memoria. Allí, lo confunden por un muchacho que creían muerto en la guerra. Hasta aquí el argumento.
Al margen de las actuaciones, que creo bastante acertadas, si bien no deslumbrantes; hay un aspecto que quisiera destacar de esta película y me parece merecedor de reflexión. Y disculpen, si la psicología se me cuela aquí entre las letras. Pero bueno, seis años no son en vano. El personaje de Jim Carrey (Peter Appleton) me permite teorizar sobre un aspecto humano que me resulta particularmente fascinante. Ya lo dijo Lacan alguna vez: la realidad, tiene estructura de ficción. Como nos creemos a cada segundo, a cada instante de nuestra historia, ser quien somos... Y si por un instante o equis causa, nos cambian las coordenadas, como humanos, somos capaces de rearmar el rompecabezas de la identidad y compenetrarnos en este nuevo papel, como si nunca hubiera sido de otra manera. Mismo en el caso de Peter, la manera en la que recobra, su anterior carácter y papel, al recobrar la memoria, da cuenta de esta maleabilidad en el ser. Y no me refiero únicamente al caso de un sujeto, que por perder la memoria, pierde completamente todo vínculo y referencia. Sino que pienso... cuantos cambios suceden en nuestras vidas...cuantas veces creemos haber cambiado... Y sin embargo, creemos tener un dejo inamovible, inmutable, que nos permite seguir existiendo. ¿Será tal? Digo, al fin y al cabo...un día fuimos hijos, mañana hermanos, con suerte padres y la salida, vemos. Y frente a cada uno de estos títulos creemos tener ciertos rasgos que nos dicen quienes somos. Sin embargo, quizás no seamos ninguno....y somos todos al mismo tiempo. Como nos cambian las circunstancias y nosotros a ellas, dependiendo con la lupa que las miramos. Cada uno tiene su fantasma, dijo Lacan, que vela nuestra realidad. Y nos permite tener un ser, en esa creación que es el yo de cada uno. Que fascinante la capacidad del humano, de crearse y rehacerse a si mismo. Citando a Jaques una vez más: Ser psicoanalista es, sencillamente, abrir los ojos ante la evidencia de que nada es más disparatado que la realidad humana.

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