Friday, May 20, 2011

(Querida, salgo a buscar cigarrillos y vuelvo - Los Marziano - El gato desaparece) Un aplauso para el asador!

El Gaumont. Cine que parece tocar mi historia, al menos en dos puntas. En la vida de mi viejo, hace 40 años atrás; y hoy en la mía, gracias a mi compañero que me acompaña en esta hermosa pasión que es el cine. De su mano lo conocí, tan humilde en su entrada, tan deslumbrante en su espectacular Sala Uno. Para todo aquel que guste del cine Argentino, le recomiendo que se tome el trabajo y haga el viajecito, lo vale. Ahí, a pasitos del Congreso, este cine que lo único que le falta es hablar. Si hablara...
El miércoles nos dimos el gusto, ante la accesibilidad de la entrada (¡seis pesos, señores! Ni una coca sale eso) de  hacer 2x1. Mi madre me contó, que en algún momento era costumbre, allá por un cine de Florida. Creo que del momento que la entrada sale 30 pesos, se volvió un tanto inaccesible, pero henos allí, un portal en el tiempo (y en el bolsillo).
De ahí que esta vez, la crítica sea sobre 3 películas argentinas. Por un lado, aparte, El Gato desaparece. Me entusiasmaba la idea de que ver un Thriller psicológico, y encima argentino. Así que allá la arrastré a mi psicoloca amiga. Lamentablemente empezó cinco minutos antes...Divino, la entrada es carísima (30 pesos, Arteplex) pero nadie es capaz de avisar, que el día anterior cambiaron los horarios. Al margen de haberme perdido 5 minutos de película, El gato desaparece prometió y cumplió. Con un suspenso que pensé prejuiciosamente que el cine argentino no era capaz de crear. La ambientación, musicalización y fotografía, son perfectas para tenernos al borde del asiento. Luis Luque, maestro, mejor imposible. Pero como él dijo, más que "el gato desaparece" no les puedo contar nada, porque les arruinaría la magia de la película. Solo les digo, vayan y vean. No tiene desperdicio. ¿Cuando una película de Carlos Sorín lo tuvo?Y por sobre todo, asegúrense de llegar a horario.
En cuanto al panzaso del miércoles: "Querida, salgo a  buscar cigarrillos y vuelvo" y "Los Marziano". Empecemos por el final. La nueva película de Francella y Arturo Puig (como pasó el tiempo!). A ver... Si hay algo que me gusta de las películas argentinas, es que nos permiten encontrarnos en cada rincón, en cada coma, en cada suspiro, en cada puteada. En ese sentido, Los Marziano es una buela película costumbrista: de costumbres costosas y altaneras por un lado (Arturo Puig y Mercedes Morán, como la parte aristocrática de la familia) y con costumbres de un bajo habitus, deudas y dolores por el otro (Francella, la oveja negra, que le dicen) En el medio tenemos a la pobre Rita Cortese, que vamos a  ver pa' donde dispara. Al margen del planteamiento de estas dos antitéticas vidas, yo sentí que no me dejó mucho. La moraleja, el final de la fábula. Ese "ah, mirá!" al final. No, nada. ni una sonrisa cómplice, ni una cara sorprendida, nada. Niet. Se finit. ¿Mala? No. Más bien una de esas películas que yo digo, llegaron a las dos horas, no sabían como terminarla, y ahorrándonos el recorrido, se resuelve el conflicto. Pin pan pum. Eso es todo amigos.
Bien, pasemos a "Querida, salgo a buscar cigarrillos y vuelvo", película dirigida Mariano Cohn y Gastón Duprat, los mismos de "El hombre del al lado", peliculón. Al igual que Sorín, prometen y cumplen. Desopilante como la anterior, "Querida..." ya arranca con esta frase que la titula, que trae connotaciones  a la cabeza de cualquiera. Y no defrauda. Con actores tan antiestéticos como Emilio Disi, Eusebio Poncela y Dario Lopilatto, esta película logra crear una drama tan delirante como graciosa. Lamento comunicarles, que no les puedo contar NADA al respecto porque como siempre, la sorpresa lo es todo. Y al menos a mi, ya desde el principio, "lo bizarro" me sacó una sonrisa. Y como si todo esto fuera poco, por el módico precio de seis pesos, una "enseñanza" final, si señores. Hay que pescarla, pero ahí esta. Escuendida vió.
Señores, vean, miren, toquen, es cine argentino. Las buenas y las malas, valen todas. Al fin y al cabo, como dije, aquí, allá...cuando andamos medio perdidos...en algún lado, nos encontramos. Así más no sea en el "che boludo". 
Viva Perón, carajo.

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