Sunday, October 23, 2011

(Tree of Life - El Árbol de la vida) Déjala correr

Llamenme cabeza dura, curiosa u oposicionista, pero más me hablaban mal de está película, más la quería ver. Por prejuicio, quizá, por la soberbia de creer que la mayoría no tiene ganas de pensar. Al fin y al cabo los cines se llenan con rápido y furioso, Que pasó ayer y otras huecadas. I rest my case.
En todo caso, advertidos desde todos los ángulos posibles, allá fuimos.
Puedo estar tres horas intentando describirla y nada los prepararía lo suficiente para lo que la pantalla les depara. A ver, una amiga me contó, que en Europa te dan la entrada y si a los 30 minutos no te había gustado, podías ver otra película. Efectivamente, la gente se para y se va del cine. Imaginen. Nada me motiva mas a seguir ahí sentada.
Lo lamento por todos los que se levantaron y se fueron. Se perdieron de una de las películas más originales, movilizantes y simbólicas que he visto. Una película para hacer circular la sangre por esa materia gris que para algo dios nos dió. En mi caso, me deje fluir por un sentimiento vivo, dinámico, danzante que me llevo bamboleante durante dos horas. Hay dos momentos en la película en la que son necesarios ciertos conocimientos para entender los simbolismos y las metáforas. Lo invito a mi hermano, quien nos dejó la boca abierta, a que participe de este blog y los explique. No quiero sacarles la dicha (yo la tuve) de tamaña explicación.  Igualable a el día, hace años atrás, cuando termino The wall y me la explicó. Impagable. 
Prosigo. Luego de la primer parte, "esotérica" por así decir, de la película, después de la cual la mayoría de la gente corrió a su casa, (Lamento en alma y lo digo de corazón, estas mentes atrofiadas por el placer inmediato y las ideas masticadas) nos encontramos con el a mi parecer más espectacular, realista e identificatorio relato en primera persona, de la vida de un ser humano. Los planos que utiliza el director, nos interiorizan en los primeros instantes, aquellos primeros pasos, las primeras palabras, la llegada de esa "competencia" que simbolizan los hermanos, nos meten de lleno en esa subjetividad, en ese pequeño mundo al que estas personitas arriban sin entender muy bien que, quien, como...más adelante porqué. Presten atención, se darán cuenta. Son el recién nacido. Son el bebé. Son el hermano receloso hacia esa cosa que nos saca el lugar primogénito. Magistral, orquestral. Simplemente extraordinario.
Por otra parte, el desarrollo posterior de los personajes (Brad Pitt, una vez más,gracias, gracias por ser la excepción a la regla, el carilindo también puede actuar y como! señores!) nos llevará a un universo de conflictos, de preguntas, de interrogaciones. La pregunta por la vida misma, por la justicia, concepto tan humano, por la muerte. Es una sinfonía, tan magistral que en en ciertas notas entendemos, lagrima a lagrima, sonrisa a sonrisa, macana a macana, el porqué de la construcción de una personalidad. En otras notas, desmitificamos, desglosamos, relativizamos al extremo, los significados que como personas le damos a cada momento de nuestra existencia. Desde que el hombre es hombre necesita de un porqué. De un para qué. ¿Y si simplemente, no existiera? Si bien la película apunta a un significado religioso, a mi me traspoló a esta sensación: al final no hay porqué....no hay justicia...nosotros significamos los hechos en búsqueda de una explicación. A diferencia de lo que pensé durante años, la falta de una respuesta, me resultó tranquilizadora. Por que si. Porque es así. Porque al final, por muchas palabras, cultura, ropa, costumbres que pongamos en el medio, no estamos tan lejos de los otros seres vivos que nacen viven mueren y nadie se pregunta porque.
La vida tiene esa maravilla: es una. No hay retornos ni devoluciones. Nos toca esta única oportunidad, nuestra única chance de disfrutarla al máximo. El paso nos será más sencillo si amamos. Definitivamente. Porque si tenemos suerte, los años serán muchos y así el camino, será más llevadero. Más duradero. Para que, cuando nos toque, cuando las casualidades alternas así lo planteen y se den todos los azares necesarios para que sea nuestro momento, al menos dejemos un eterno resplandor. El de nuestra existencia, marcada en la memoria y en los actos de aquellos que se quedan.



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